En el proceso de diseño de un producto hay infinidad de pasos. Estamos acostumbrados a ver que cada año, las marcas nos sorprenden, o no, con nuevos productos. Muchas veces son versiones del modelo anterior rebautizado con cambios muy sensibles y es que, eso de actualizar los dispositivos poco a poco es un gran negocio.
Detrás de cada lanzamiento hay un montón de trabajo, no solo de diseño, también de publicidad y las marcas invierten millones en esto. Lo que parece llamativo es como algunas marcas hacen buenas campañas de marketing, pero no tan buenas de diseño.
Lo último que hemos conocido es que Samsung deja de vender el Samsung Note 7, recomienda a sus usuarios apagarlos y dejar de usarlos indefinidamente. Supongo que ofrecerá la posibilidad de sustituirlos, pero no sera por un Note 7, sera, tal vez, por el ¿Note 6? Porque imagino que no creo que se den prisa en desarrollar el Note 8 por lo que pueda pasar.
Pero esto es telefonía, no fotografía… ok! se que esta web es de foto, pero es que esto no es excepcional de los móviles. Hay muchas marcas de foto que han tenido grandes fiascos tecnológicos, por no decir todas.
Canon y el sensor de las 750D/760D. A mediados de 2015, cuando aun no había unidades de este modelo en España, algunos usuarios en foros de otros países apuntaron que tenían manchas oscuras en las fotos. Canon se apresuro a lanzar un comunicado de prensa, reconociendo que había sensores con un fallo en un elemento óptico que precede al sensor. Este fallo consistía en unos puntitos blancos que aparecían en uno de los filtros, fue un problema puntual que afecto solo a «unas pocas» unidades.
Nikon no se salva de los problemas, algunas de sus últimas cámaras de gama alta han sido un quebradero de cabeza, destacando especialmente la D600. La D600 llego al mercado como la Full Frame de iniciación, la gama más simple que utilizan muchísimos profesionales de fotografía social, pero los problemas no se hicieron esperar. Enseguida muchos usuarios empezaron a remitir manchas en el sensor, manchas que no eran fáciles de limpiar y que volvían a salir, una y otra vez.
Al final resulto que una pieza interna vertía aceite en el sensor y la marca, llego a recomendar esperar hasta los 3000 disparos para llevar la cámara al SAT, con el fin de recibir una limpieza. Esta recomendación respondía a que Nikon estimo que tras 3000 fotografías el exceso de lubricante en dicha pieza dejaba de provocar estas manchas, pero solo unos meses después, Nikon anuncio que retiraba la Nikon D600 y la sustituiría por un nuevo modelo, la Nikon D610. Cámara que ya tenia solucionado este problema de forma nativa.
Pero llego la D750 y con ella, de vuelta a las andadas. Esta vez no había problemas con el sensor, pero había algo en su interior que daba guerra. Los usuarios empezaron a reportar que sufrían una especie de reflejo en las fotografías, solo ocurría cuando la luz incide de un modo determinado en el objetivo y al final, resulto que había algo en el interior que provocaba un reflejo. Nikon lo soluciono tapando levemente la pieza que creaba este reflejo.
Vivimos en un mundo que va demasiado deprisa, lanzar un producto al mercado lleva mucho trabajo, no solo de diseño, también marketing y un periodo de pruebas, que debería ser más largo o exhaustivo de lo que actualmente son. Hoy en día las cámaras son lanzadas al mercado cada 1 o 2 años, cuando antiguamente podíamos estar 10-15 años con un modelo. ¿La moraleja de todo esto? Vísteme despacio, que tengo prisa.
